Señalado por la magia, editado por su música… fascinado por su estrella. Caminando por sus surcos, equilibrando, balanceando mente y espíritu, pintando una sonrisa en tu cara. La próxima esquina que giras es la tuya, es la nuestra… sigue girando, pierde el control… sigue apretando el acelerador de tu música. Sigue la carretera a ninguna parte, a todas partes; sigue haciendo tuya la música, sigue haciendo nuestra TU música.

Estás ascendiendo, ¿lo notas? Te estás librando de toda carga, no sabes qué camino coger, no sabes qué pedal pisar… no pares de bailar, no pares de alinearte con los astros de tu arte y de tu corazón.

Bryan Ferry, alma mater de Roxy Music, alfa y omega de ese pop elegante de infinita calidad, que lleva una carrera muy especial desde primeros de los 70, regalándonos muy bellos temas de indudable calidad, que en las líneas precedentes, algunos de ellos, están escondidos, camuflados, mimetizados, enterrados, fragmentados, para que usted, amable lector, rebusque en su corazón y se encuentre con Bryan Ferry.