Un día cualquiera de verano, distraidamente, recibes como una brisa musical y te quedas frito ahí, estés donde estés y haciendo lo que hagas. El tiempo se detiene, alguien está jugando con él, porque parece que estés escuchando algo de los 70, de los 80, 90 o 2000… y la cuenta no se detiene, tus indicadores espacio-temporales se han vuelto locos, pero tú ya no estás en tu cabeza. Estás sintiendo, estás muy despierto, relajadamente atento, completamente presente, mientras las ondas vienen y van suavemente, con nuevos matices cada vez, como las olas del mar en un día despejado, en una playa donde el verano es eterno y suena con esa banda sonora.

Luego te das cuenta de que habías entrado en un estado alterado de conciencia, lo cual es muy natural, por cierto; aunque antes no estabas muy consciente de estas cosas. Y sin darte cuenta, las vibraciones de Peace in my heart (Paz en mi corazón) y su autora, Marcomé, se han convertido en tus compañeras en los momentos más inesperados y mágicos, día tras día, acariciando tu ser con sus sonoridades Ambient, New Age o -como la propia artista lo denomina- New World Music.

Sea como sea, mientras lo oyes una vez más, con tus oídos internos, en cualquiera de esos momentos, no existen preocupaciones, penas ni expectativas para ti; sólo la voces de ensueño y los arreglos cadenciosos de Marcomé. ¿Adónde se fueron aquellas preocupaciones y demás? Si no existen mientras te entregas a la música, tal vez no existan en absoluto y sean solo como las muchas sensaciones y vivencias de un sueño, que se desvanecen al despertar, sin más, naturalmente. Quién sabe. A lo mejor estabas soñando que escuchabas esta canción. ¿Sueñas ahora?