Como un himno que llega desde las estrellas, directo a tu corazón, precisamente ahí donde todo el universo late contigo y vibra al unísono en la misma frecuencia… En apenas dos minutos, Johnny Reed contiene en una sola canción lo que la gran mayoría de artistas de fama mundial no conseguirían vislumbrar ni en dos siglos. 

Por otra parte, no es una función que a ellos les corresponda. Sí le corresponde, obviamente, al compositor e intérprete (vocal e instrumental) de Frequency, un excelente y muy completo músico, tocado por las energías más altas que están llegando y reverberando hoy en día por todo el planeta. Él las sintoniza, las percibe y las traduce a su vez en vibraciones musicales cargadas de mágica belleza y alta comprensión acerca de la estructura de la realidad, produciendo un caviar energético de alto octanaje emocional y elevada ratio vibratoria…

¿Alguien realmente se da cuenta de lo que se cuece en estas canciones? Tampoco eso importa, pues la inspiración melódica, los exhuberantes arreglos instrumentales y la sentida voz de Johnny acceden muy fácilmente a lo profundo de quien tiene unos oídos y un corazón afinados para esta información, altamente codificada en octavas luminosas. Por otro lado, la envolutura sonora estilística rezuma vitalidad, clasicismo y, por ende, podemos decir que es un rock intemporal.

Si te resuena su música y estas palabras con las que te introduzco a ella, no podrás negar que estás experimentando una hermosa sincronicidad, ahora mismo. Sigue entonces resonando y seguramente nos encontraremos todos en sueños, en la misma frecuencia, entonando esta canción.