
Un devenir de silencios devastados, un alud de música en la noche, un martirio que no para, una música sin igual, un intérprete sin parangón. Te recordaremos siempre, con esa intensa calidad, con esa música sin igual. Con esas emociones en paralelo, con esas vibraciones atemporales… Con esas piezas engarzadas en oro, esa amalgama de caricias auditivas, esos flash en avalancha, esa emoción inexplicable, esa melodía saciando almas, calentando espíritus, llenando pistas de baile, llenando vidas, acariciando almas…
Ahora nunca sabremos adónde fue tu corazón y por qué esos cuchicheos se han vuelto infinitos, se han vuelto eternos y siempre estarán en alguna esquina de mi corazón. Las pasadas navidades se han vuelto las próximas, y las próximas serán perennes y ya nunca caducarán…
Ya eres inmortal, tus melodías rebotarán de ser en ser, de cuerpo a cuerpo, de vibración a vibración… George Michael, in memoriam; George Michael eterno, aquí con nosotros, entre nosotros, EN nosotros.